"La dificultad no debe ser un motivo para desistir sino un estímulo para continuar"

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216. Historia del té

HISTORIA DEL TÉ El té es la infusión de las hojas y brotes de la planta del té (Camellia sinensis). La popularidad de esta bebida es solamente sobrepasada por el agua. Su sabor es fresco, ligeramente amargo y astringente; este gusto es agradable para mucha gente. Se argumenta que el consumo de té (especialmente verde) es benéfico para la salud por contener antioxidantes, flavanoles, flavonoides, catequinos y polifenoles. Debido a sus catequinos, el té tiene propiedades anti-inflamatorias y neuroprotectoras; puede ayudar en la regulación del apetito y por su afinidad con los receptores canabinoides puede disminuir el dolor y la náusea, sirviendo también como calmante. El consumo del té verde está asociado con una disminución del riesgo de problemas de salud entre los adultos mayores tales como: infartos, deterioro cognitivo leve y osteoporosis. El té contiene L-teanina sustancia relacionada con un estado mental calmado en humanos. Un estado similar al que se encuentra entre los practicantes de meditación. El término «té herbal» se refiere comúnmente a infusiones de frutas o hierbas que no incluyen a la planta de té tales como el mate, la manzanilla y la tila entre otros. En este último caso se prefiere la denominación «tisana» para nombrarlas y evitar confusión con el auténtico té. El té en sus múltiples presentaciones es la tercera bebida más popular del mundo después del agua y el café. La costumbre de servir hojas de la planta del té (Camellia sinensis) para conferir un buen sabor al agua hervida se utilizó por primera vez en China hacia el año 250 a. C. y desde ese momento se ha expandido a casi todas las regiones del mundo con una gran aceptación de los consumidores. Consumido inicialmente como un tónico medicinal, la popularidad del té fue creciendo hasta convertirse en una bebida mística que desarrolló nuevas tradiciones y rituales para su consumo. El té fue tan importante para la cultura china que incluso tuvo su Edad de Oro -durante la dinastía Tang- y su libro sagrado, el Cha Sing o Arte Clásico del Té, en el que se detallan de manera poética las diferentes técnicas y formas de prepararlo. Otra contribución del té fue el desarrollo de la cerámica en China, con el propósito de desarrollar utensilios para su consumo que caracterizaran y diferenciaran la riqueza de la gente que los poseía. Según la leyenda popular china, el descubrimiento del té fue una maravillosa coincidencia. Su descubrimiento se atribuye al erudito emperador chino Shen Nung, quien durante su mandato ordenó como obligatorio hervir toda el agua destinada para el consumo humano. Un día, mientras descansaba a la sombra de un árbol de té silvestre, una ligera brisa de verano agitó las ramas del árbol, desprendiendo varias hojas de sus ramas. Por buena fortuna, las hojas cayeron en el agua que estaba hirviendo. La infusión adquirió entonces un aroma agradable, que despertó la curiosidad del monarca por probar tal mezcla. La bebida, deliciosamente refrescante y reconstituyente, le cautivó instantáneamente. La religión budista por su parte, atribuyó el descubrimiento del té al monje Bodhidharma ?fundador de la forma de budismo Zen?, quien lo usaba como tónico medicinal y reconfortante durante sus viajes. Hoy en día, India es el segundo mayor productor de té a nivel mundial, a la vez que los tés de las regiones indias de Darjeeling y Assam son reconocidos como los más finos del mundo. La ruta del té y los caballos fue una ruta comercial entre Lhasa (en el Tíbet) y la zona productora de té en Sichuan (en China). Esta ruta que cruza la meseta del Tíbet, supera en algunos pasos alturas de 5000 metros sobre el nivel del mar. La ruta transportaba el té hacia Lhasa. En el sentido contrario la realizaban con caballos. Estuvo activa hasta mediados del siglo XX. El primer tramo de la ruta entre Yaan y Kangding en China, donde el té era transportado por porteadores, requería unos 20 días. Las cargas transportadas superaban frecuentemente el peso del propio porteador. Hombres y mujeres llevaban hasta 135 kilogramos. Ancestralmente cada kilogramo de té transportado era recompensado con un kilogramo de arroz. En Kangding, a unos 2550 metros sobre el nivel del mar, el té era cocido y envuelto en paquetes impermeables, protegidos con piel de yak, cargados en caravanas que demoraban tres meses en llegar a Lhasa. Según antiguas tradiciones, la afición de los tibetanos por el té se remonta al siglo VII de nuestra era, introducido por la esposa china del monarca tibetano. El té utilizado en el Tíbet es la variedad más rústica de la planta del té. En efecto los bloques de té enviados se preparan, hasta nuestros días, con los tallos, las ramas y las hojas más grandes, lo que lo hace más amargo. A partir del siglo XVIII los ladrillos de té se convirtieron en moneda de cambio, en el siglo XII el comercio alcanzaba anualmente millones de kilos para cambiarlos por unos 25.000 caballos para el ejército chino. El té entró en contacto con los europeos por primera vez en la India, cuando los portugueses llegaron a ella en 1497, ya que en la India el uso del té estaba muy extendido. El primer cargamento de té debió llegar a Ámsterdam (Países Bajos) hacia 1610, por iniciativa de la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales. En Francia no apareció la nueva bebida hasta 1635 o 1636. En Inglaterra, el té negro llegó a través de Países Bajos y de los cafeteros de Londres que lo pusieron de moda hacia 1657. El consumo de té solo adquirió notoriedad, en Europa, en los años 1720-1730. Empieza entonces un tráfico directo entre China y Europa. Para este momento, aún el consumo en Europa era mínimo y casi exclusivo de los Países Bajos e Inglaterra. Francia consumía muy poco, Alemania prefería el café y España era aún menos aficionada. Pero, con el tiempo y con la ayuda de los comerciantes europeos, el té llegó a todo el mundo, tanto para su cultivo como para su consumo. En Inglaterra llegó a todas las clases sociales, pobres y ricos lo bebían. Incluso se dice que reemplazó a la ginebra (muy requerida por las clases bajas inglesas). Hoy, tomar té es una de las características del Reino Unido. El té helado es una de las formas más populares en que se consume la bebida. Se ha marcado como fecha de «invención» el año 1904, en la feria de San Luis. Esto escrito en un artículo de The New York Times de 1961. Sin embargo, Johann Georg Kohl ya había descrito este uso de la bebida en 1842 al escribir la manera en que los rusos conservaban hielo del invierno para utilizarlo durante el verano. En 1904, gracias a Thomas Sullivan se populariza la bolsa de té. Esta pretendía solo indicar la dosis para una taza, requiriendo abrirla para usar su contenido. Sin embargo, los clientes vieron la conveniencia de utilizar las bolsas mismas como parte de la preparación del té. Al modo en que se acostumbra actualmente. Este simple producto sufrió diversas modificaciones y no fue sino hasta 1964 que aparece la bolsa de té que encontramos actualmente en venta. En la República Argentina se iniciaron las plantaciones en el año 1923, en la zona de Tres Capones (provincia de Misiones), con semillas traídas desde Georgia (nación perteneciente a la Unión Soviética hasta el año 1991). En la década de 1930, el cultivo se extendió a las localidades de Loreto y Puerto Bemberg (en la provincia de Misiones) y Playadito (en la provincia de Corrientes) y luego se sumaron las plantaciones de la provincia de Córdoba. Cabe destacar que Argentina es la principal exportadora de té a los Estados Unidos de América. El carácter chino para el tétiene pronunciaciones diferentes en distintas lenguas chinas. La mayoría de estas lo pronuncian de modo cercano a «cha» (en chino mandarín se pronuncia [chá]), pero en chino min (hablado en la costa central de China y en el sureste asiático) se pronuncia té. Son estas dos pronunciaciones de la palabra china para té las que han sido usadas en otros lenguajes alrededor del mundo y revelan dónde fue que estas naciones adquirieron la cultura del té. Apius Claudius Caecus...

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